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jueves, 12 de julio de 2012

Noches.


Como el deseo de que la resaca que parece interminable termine. Como el deseo de que los cigarrillos de Marlboro no desaparezcan de tu paquete, e intentas apurar (puede que sin disfrutar) cada calada como si fuera la última. Como las ganas de que la discusión familiar navideña más desagradable e incómoda termine. Como cuando no tienes excusa, y necesitas encontrarla urgentemente. Como la necesidad de ver morir el instante en el que mientes y no te sientes cómodo por ello. Como el querer sacar la cabeza del agua, porque notas como vas quedándote sin aire. Como las ganas de que termine ésa insufrible noche de celos, de insomnio, de caminatas por la habitación, de tomar un cigarro detrás de otro y llenar tu vaso constantemente.

No sé si mayor, pero sí sé que diferente a todas estas es mi ansia. Y sólo yo soy conocedora de ella.